El Falafel es una preparación similar a una albóndiga o croqueta, pero elaborado con una base de garbanzos o habas secas y que es originaria del Medio Oriente, aunque su consumo se ha extendido por el mundo.
Esta preparación se acompaña de pan de pita o árabe, salsa de yogur o de tahini, como aperitivo (mezze), aunque hoy se utiliza mucho como relleno alternativo vegetariano al clásico Shawarma.
Ingredientes:
- 500 g de garbanzos
- 2 dientes de ajo medianos
- 1 cebolla mediana
- 1⁄2 taza de perejil fresco y picado
- 1⁄2 taza de cilantro fresco y picado
- 2 cucharadas de harina
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 2 cucharaditas de sal
- 1 cucharadita de pimienta árabe o Baharat (en supermercado)
- Aceite vegetal para freír
- 2 vasos de agua
Elaboración:
Dejar en remojo los garbanzos durante 12 horas (o una noche).
Limpiar y trozar la cebolla y el ajo, mezclarlos con el perejil y el cilantro; incorporar los garbanzos a la mezcla anterior y triturar todo en una procesadora, obteniendo una masa algo grumosa.
Añadir a la mezcla molida, las especias, la sal, el bicarbonato, la harina y amasar suavemente hasta unir los ingredientes en forma pareja.
Reposar la masa durante 1 hora o 1 1⁄2, con la ayuda de una cuchara, sacar porciones de la masa y forme con la mano croquetas redondas o alargadas, cuidando que no queden muy gruesas. Si se pega mucho la mezcla, te sugiero mojar las manos para ayudarte.
Freír las croquetas en aceite hondo o en una freidora, cuidado que no esté muy caliente (aproximadamente 160 °C). Cuando estén doradas, retirarlas cuando su color sea un dorado suave, no deben quedar muy tostadas.
Servir de acuerdo a su preferencia, con salsa, pan o como parte de un plato principal.
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